miércoles, 24 de junio de 2015

De los problemas en torno al uso del velo en nuestro país.

The next month, while participating in the 2015 BFTF initiative, we will be talking about politics, society, and respect, among other subjects. Here is an article I wrote few months ago, when the use of veil at closed public places became quite controversial. It is written in Spanish, for you to practice this beautiful language. ;) 

A menudo, cuando conocemos o vivimos culturas diferentes a la nuestra, con otras características, con otros estilos de vida que nos chocan, nos blindamos, nos cerramos ante las nuevas perspectivas de la vida y consideramos como absolutos los valores propios, llegando a despreciar los ajenos. Decía Unamuno que el fascismo se cura leyendo y el racismo viajando, y es que el hecho de que la propia cultura conviva con otras no ha de suponer más que una oportunidad enriquecedora para todas ellas, que deberían -y deben- incorporar lo mejor de cada una. Así, todos deberíamos -debemos- respetar todas las culturas.

¿Qué sucede cuando dos tradiciones culturales opuestas chocan, como es el caso del uso del velo? En mi opinión, la cultura extranjera ha de adaptarse a las normas de la cultura autóctona, en primer lugar como señal de respeto, y, en segundo, como muestra de la propia voluntad de integración en dicha cultura. Así como los musulmanes manifiestan su disgusto con nuestra forma de vestir, y es por ello que al viajar a países islámicos hemos de adaptarnos a sus tradiciones, las mujeres musulmanas han de respetar las costumbres españolas, no utilizando velo en lugares públicos cerrados, por no hablar del burka.

¿Saben como se solucionaría todo? Eliminando todos aquellos preceptos, religiosos o no, que supongan una fuente de conflicto entre culturas. En Europa llevamos siglos tratando de alejarnos de los fantasmas del pasado, de los prejuicios sin sentido y las concepciones tradicionales de la vida, que no por ser tales habían de sernos beneficiosas. En las últimas décadas hemos conseguido avances inimaginables en materia de libertades y derechos. No podemos ni debemos permitir que cualquier cultura que no haya experimentado estos cambios; que no haya sobrellevado la carga de un progreso cultural, del abandono de los preceptos establecidos; que no se haya enfrentado a las tremendas dificultades y trastornos que supone un cambio de mentalidad, arriesgue, o incluso intente acabar con los logros alcanzados y el progreso que, hasta hace bien poco, parecía capitanear nuestras políticas.

Con un profundo respeto hacia todas y cada una de las culturas. Un saludo.